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La sabiduría popular, las tradiciones rurales y la historia viven en el recuerdo gracias a personas que se empeñan en perpetuar sus valores para que no se desvanezcan en el paso de generaciones. La etnografía es parte fundamental para el desarrollo de las comunidades donde siempre hay líderes y lideresas que se encargan de que no se pierdan las identidades. En la era de la información fugaz se hace más necesario que nunca la existencia de figuras que nos recuerden de dónde venimos.
En las tribus los chamanes son quienes suelen ostentar estos poderes de transmisión del patrimonio inmaterial. Se les suele atribuir poderes sobrenaturales y una sabiduría cerca de lo infinito. Sus historias alimentan a las generaciones venideras y se alzan como guardianes de lo tradicional, de lo esencial. La trayectoria de Lines Vejo, que nos ha dejado en la madrugada de hoy a los 88 años de edad, es indiscutiblemente un ejemplo de perseverancia, trabajo y divulgación de la esencia. Se podría decir que la cordillera Cantábrica ha perdido a una de sus grandes ‘chamanas’ de la cultura popular y del saber tradicional.
Con la fuerza de un roble y el mirar vivo y cristalino de nuestros ríos, Lines Vejo divulgaba con humildad todo lo que las nuevas generaciones han de saber. También escuchaba con atención a los jóvenes, sus ojos inteligentes transmitían que ella quería saber más y más para completar su obra.
La conocí en persona en Caloca (Pesaguero, Liébana). Siempre leí en la prensa cada una de las noticias con las condecoraciones que recibía: Medalla de Oro al Trabajo en 2011, Mujer de Liébana en el 2015, Vecera de Liébana en el 2018, Hija Predilecta de Pesaguero… Alabada por saber divulgar como pocos el folclore de su tierra y llevarlo de Caloca al resto de la región y también al ámbito internacional.
La popularmente conocida como la panderetera de Caloca recitó un romance que pude oír sentada junto a ella este mes de marzo. Con la cámara en la mano, quité los ojos de la pantalla y los fijé en Lines porque sabía que estaba frente a un diamante en bruto que quizá un día sólo podría observar a través de las pantallas. Al despedirnos dijo: - ¿Ahora qué? Amigas para siempre, ¿no? Claro, Lines, para siempre.
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